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  • Juan Peran
  • Mala praxis, Negligencias, Reclamación, Sanidad, sentencias
  • enero 31, 2019

Sanidad valenciana pagará 162.000 euros por amputar por error una pierna

Alicante, 30 ene (EFE).- La Conselleria de Sanidad de la Generalitat valenciana ha sido condenada a indemnizar con 161.993 euros a una mujer a quien se le amputó la pierna izquierda por un diagnóstico erróneo en el centro sanitario integrado de la localidad alicantina de Villena.

La sentencia de la sección segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia valenciano, hecha pública por El Defensor del Paciente, estima el recurso presentado por la mujer al considerar probado que existió una “mala praxis” que se concretó en un error en el diagnóstico que llevó a la amputación.

La mujer, de 53 años cuando se produjeron los hechos, acudió el 6 de diciembre de 2014 de madrugada al servicio de urgencias del centro integrado de Villena por un fuerte dolor repentino en la planta del pie izquierdo, además de frialdad y adormecimiento, donde le diagnosticaron “parestesias inespecíficas”.

Al no cesar el dolor y la sensación de adormecimiento, la mujer volvió a acudir al mismo centro de salud dos días después; en esta ocasión le diagnosticaron “fascitis plantar” y le practicaron un vendaje compresivo que tenía que llevar durante seis días.

La mujer volvió al mismo centro el 11 de diciembre porque el dolor, el adormecimiento y la frialdad persistían y los dedos sufrían hinchazón, y le dieron el mismo diagnóstico, “fascitis plantar”, retirándole el vendaje.

Finalmente la paciente, el 13 de diciembre, acudió al servicio de Urgencias del hospital de Elda, donde ingresó con una “isquemia subaguda en el pie izquierdo”, y tras las pruebas pertinentes se la trasladó al Hospital General de Alicante, donde se le tuvo que practicar la amputación de la pierna.

El tribunal se acoge al informe de la Inspección Médica, que concluye que “se produjo un evidente error diagnóstico” inicial en el centro de salud, y por tanto una “demora en el tratamiento de siete días, en una patología que debe ser tratada en las primeras horas de aparición de la sintomatología”.

La sentencia considera por ello que “existió una mala praxis” que se concretó en un error en el diagnóstico el día 8 de diciembre, donde ya se advierte un síntoma, la temperatura diferente en ambos pies, que orienta a un problema vascular “claramente” agravado por la aplicación de un vendaje compresivo.

Un “error en el diagnóstico”, añade el tribunal, que “también se mantuvo el 11 de diciembre” y que llevó a la amputación de la pierna.

Por ello, condena a la Conselleria de Sanidad al pago de una indemnización de 161.993 euros, más intereses legales desde la fecha de la reclamación administrativa y costas.

La sentencia, dictada el pasado 7 de noviembre, no es firme y cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo. EFE

fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20190130/4696943578/sanidad-valenciana-pagara-162000-euros-por-amputar-por-error-una-pierna.html

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  • Juan Peran
  • Negligencias, Sanidad, sentencias
  • octubre 31, 2018

Un bebé que perdió los dos testículos por negligencia del pediatra, indemnizado con 131.000 euros

El 10 de abril de 2016, a las 19:15 h, nació el pequeño Daniel (nombre ficticio) en el Hospital General de Albacete, en Castilla-La Mancha. Llegó al mundo fruto de un parto natural, sin embargo pronto comenzaron los problemas. Después de una exploración superficial, el Pediatra de Guardia advirtió que algo le sucedía en los testículos. Sin embargo, no solicitó la opinión de otro facultativo. Tampoco la de un médico especialista. El diagnóstico que dio de lo que le ocurría al recién nacido era más bien técnico: hidrocele derecho congénito. De ese modo, el pediatra le dijo a los padres del chiquillo que no sufría nada importante. Meses después, el recién nacido acabó perdiendo los dos testículos.

Ahora, el Servicio de Salud de Castilla -La Mancha (SESCAM) admite conceder una indemnización de 131.000 euros a la familia del bebépor los daños y perjuicios sufridos. La resolución, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, concluye que “no se realizaron las exploraciones complementarias ni las revisiones de control que exigía el caso”. Todo ello desembocó en un destino fatal para el bebé, que perdió los dos testículos en su primer año de vida por motivo de una negligencia médica.

El bufete Sardinero Abogados ha sido el encargado de enarbolar la denuncia de la familia de la pequeña víctima. Llegó a ellos a través de Carmen Flores, presidenta del Defensor del Paciente. Los controles sobre el pequeño, explican los documentos del caso, “deberían haberse extremado hasta donde fuera posible”. También “la realización de pruebas diagnósticas ante cualquier anomalía, aunque el resultado lamentablemente fuera el mismo”.

Los hechos

Ejemplo de una torsión testicular.

Ejemplo de una torsión testicular.

A la mañana siguiente del nacimiento del pequeño Daniel, 11 de abril de 2016, se le realizó una exploración rutinaria. En ella se detectó que el testículo derecho del pequeño había aumentado anormalmente de tamaño. El diagnóstico del primer pediatra parecía erróneo. Había adquirido un color extraño, de tonalidad violácea. Al palparlo, el bebé estallaba en gritos de dolor.

¿Qué había sucedido en realidad? Torsión testicular en el derecho. Se trata de una urgencia quirúrgica de máxima prioridad. En casos de retraso, el órgano reproductor entra en fase de necrosis. Si se actúa con tiempo, en las seis primeras horas, se puede salvar. Si no sucede así, los resultados son impredecibles, y pueden ir desde la pérdida del testículo hasta la muerte.

A las 20 horas de vida, casi un día después de que se detectase lo ocurrido, se pidió la valoración de la Unidad de Cirugía Pediátrica. Esta confirmó la gravedad de los hechos y solicitó que casi al momento se le extirpase el testículo derecho.

Sin embargo, los responsables de analizar al pequeño incurrieron en un grave error: el tratamiento quirúrgico resultó insuficiente, ya que no exploraron todo lo que tenían que explorar, ni previnieron lo que se podía prevenir. La bolsa escrotal izquierda, que contenía un órgano completamente sano, no fue analizada ni tampoco fijada para evitar que sucediera lo mismo que acababa de pasar. La familia del pequeño no supo nada y cuando le dieron el alta se marcharon a casa como si nada hubiera sucedido.

El 22 de abril, los padres se llevaron a Daniel a una revisión rutinaria. En el informe pediátrico quedó anotado que los problemas habían reaparecido. “Aumento de tamaño anormal del testículo izquierdo”. El facultativo se limitó a citarles de nuevo para un simple control pasados los 6 meses desde la intervención quirúrgica anterior.

No fue hasta el 11 de agosto, varios meses después, cuando se le realizó al pequeño una ecografía escrotal y se le diagnosticó “Atrofia testicular izquierda”. El 17 de agosto se confirmó el diagnóstico. El joven bebé, apenas cuatro meses de vida, había perdido el segundo de sus testículos.

Ante todo lo sucedido, y que ahora se salda con una indemnización para la familia, la investigación llegó a varias conclusiones:

– Que al pequeño se le realizó un diagnóstico inadecuado por parte del pediatra que le exploró al nacimiento, quien confundió una torsión testicular (un asunto que siempre es de máxima urgencia) con un hidrocele, una dolencia con la que los especialistas consienten que se espere un poco más.

Casos como el de Daniel llegan cada año a decenas de abogados de toda España.

Casos como el de Daniel llegan cada año a decenas de abogados de toda España.

-El diagnóstico fue tardío: hasta las 20 horas de vida, y tras hacerle una ecografía en la zona dañada, no se realizó un diagnóstico correcto.

– Hubo un evidente retraso terapéutico: hasta que no pasaron dos horas más después del diagnóstico, no se trasladó a quirófano a pesar de que la supervivencia del testículo dañado dependía, sobre todo, de la rapidez con la que se actuase.

-El tratamiento quirúrgico fue insuficiente: los peritos que valoraron después el caso para la familia determinaron que habría sido necesario complementar este tratamiento con la fijación del otro testículo, para que no sucediera lo que sucedió.

Meses después, el pequeño, al que se le había tenido que extirpar el testículo derecho nada más nacer, perdió el izquierdo. El tratamiento quirúrgico que recibió fue incompleto, igual que la valoración clínica.

Lo sorprendente, dicen el juez, los investigadores y el gabinete jurídico de la familia, es que en un menor con ese tipo de antecedentes, habiendo perdido ya uno de los testículos, no se le sometiese a controles más exhaustivos. Estos habrían permitido “reconocer cualquier signo de anomalía con prontitud, a fin de evitar las graves secuelas que podría suponer la pérdida del testículo conservado”.

Una negligencia recurrente en España

Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

No es la primera vez que un caso así tiene lugar en España, y tampoco en la sanidad manchega. Al contrario: no hay más que insertar en Google las palabras adecuadas y las noticias de indemnizaciones en los últimos años por casos como este surgen por doquier. En 2013, el Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 3 de Toledo recordó condenó al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) por pérdida de oportunidad en el diagnóstico de una torsión testicular.

Un joven acudió al lugar con fuerte dolor en el testículo derecho. No le vio un especialista ni le sometieron a las pruebas necesarias. Tres días después, en la consulta del urólogo, se percataron de la dolencia que sufría. Se le extirpó el testículo y se le tuvo que colocar una prótesis. La pérdida de este órgano sumió a la víctima en una violenta depresión. Requirió de ayuda psiquiátrica.

El año pasado, un juez obligó al Servicio Aragonés de Salud a pagar 51.000 euros a un joven que perdió su testículo izquierdo porque no fue intervenido a tiempo. Hace dos, tuvo lugar en Canarias una situación prácticamente idéntica. En 2011, la Audiencia Provincial de A Coruña condenó a un médico por una imprudencia leve y le impuso una multa de 225 euros y el pago de de 32.000 euros a un hombre que perdió un testículo por su nefasta atención. En 2008, la misma sanción por el mismo motivo al Servicio Catalán de Salud. En 2014, en Málaga. Y así un largo etcétera de casos.

Otras fuentes consultadas reconocen que el caso de Daniel porque a él le llegan denuncias similares con cierta frecuencia. Cuenta con amplia experiencia en esta materia en concreto. “A mí, justo este mes me han entrado dos casos parecidos a este: un varón de 60 y uno de 19. Si les hubieran diagnosticado en las primeras horas se habrían salvado el testículo. Aunque es un porcentaje muy pequeñito, tengo anotado que hay varias personas que consultan al año en esta materia”, explica a EL ESPAÑOL el abogado Javier Bruna, especialista en Derecho Sanitario. Lleva 25 años combatiendo este tipo de casos.

En estas situaciones, la mayoría de las veces el problema reside en que a los afectados no se les hace una ecografía testicular. Es lo que le sucedió al pequeño Daniel. “Sucede en el 99 por ciento de los casos”, resalta el letrado, que en sus más de dos décadas de experiencia se ha encontrado ya decenas de víctimas de esta negligencia. “Las arterias que dan sangre al testículo para que siga vivo se retuercen y se corta el riego. Es como cuando se te dobla una manguera y no sale el agua. Como deja de recibir sangre, se necrosa, se oscurece, y acaba por morirse”.

El dolor que produce esta emergencia médica es similar al de un infarto. “Va acompañado de vómitos y de fiebre”, asegura un informe del caso del pequeño Daniel. “Si no se diagnostica entre las seis o doce primeras horas, lo más probable es que pierdas el testículo. El problema en un recién nacido es que éste no puede quejarse”, lamenta Bruna.

El pequeño Daniel se encontraba en “situación de riesgo”. Un riesgo que se acabó materializando. Los expertos que han tratado la materia aseguran que “debió considerarse la posibilidad de abundar más en el origen de tal crecimiento” del testículo. Por el contrario, la situación derivó después hacia lo peor. El recién nacido se quedó sin ninguno de los dos.

Fuente: https://www.elespanol.com/reportajes/20181030/bebe-perdio-testiculos-negligencia-pediatra-indemnizado-euros/349465864_0.html

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  • Juan Peran
  • Mala praxis, Reclamación, Sanidad
  • octubre 24, 2018

Una niña, operada 62 veces tras tragarse una pila

«Mi hija perdió la capacidad del habla y sufre depresión»

Condenados tres médicos por una negligencia médica: trataron a la niña de bronquitis y realizaron una radiografía incompleta

Ares era un bebé de apenas once meses cuando se tragó la pila plana de botón del mando a distancia de su casa, en Torrente de Cinca, cerca de Fraga (Huesca). Su madre, Aránzazu Mármol, acudió aquel 22 de diciembre de 2010 al servicio de Urgencias del centro de salud de Fraga desesperada porque el mando había aparecido sin la tapa y sin la pila, y su hija presentaba dificultades para respirar y «babeaba» continuamente. En una primera placa realizada solo desde media clavícula hasta el pubis, la doctora de Urgencias la despachó con prontitud porque no se detectó nada. La trataron de una bronquitis. Lo mismo ocurrió el día 24 y el 25 con otros dos facultativos (que no repitieron placa), hasta que el día 27 esta madre lleva a Ares al hospital de Arnau Vilanova de Lérida, que, con una radiografía completa, se percatan de la obstrucción.

«La niña llevaba seis días con la pila alojada en su organismo liberando toxinas y componentes químicos», dice a ABC el abogado de la familia, Aldo Valero. Derivada al hospital San Juan de Dios de Barcelona, allí comprobaron que la niña, que el pasado febrero cumplió 8 añitos, sufría una quemadura química con perforación esofágica y traqueal por la degradación de la batería. Desde entonces Ares ha pasado 62 veces por el quirófano. Y lo peor, cuenta a este diario su madre, no es lo físico. Está «con depresión y totalmente traumatizada», afirma, en «su relación con otros niños, al practicar deporte…». «Ha perdido la capacidad del habla, tiene paralizadas las cuerdas vocales, se le practica una esofagia a medida que crece, porque tiene muchas dificultades en ingerir alimentos…». Aránzazu era cuidadora de un centro de educación especial; desde ese diciembre de 2010 se convirtió en «enfermera permanente y sin trabajo de su hija Ares», afirma Valero.

Más de siete años sin trabajo han ocasionado un perjuicio económico evidente, que ahora deberá determinar un juez por la vía civil. En el juicio, celebrado siete años después del caso, el fiscal solicitó unos 430.000 euros en concepto de indemnización por las graves secuelas que padece la niña y su entorno. El representante del Ministerio Público también reclamó para los tres facultativos acusados tres años de cárcel y cuatro de inhabilitación por un presunto delito de negligencia médica, extremo por el que finalmente los tres han sido condenados.

El delito que pesa sobre ellos, no obstante, se ha rebajado a una imprudencia menor o «menos grave» con la atenuante de dilaciones indebidas (retraso de la causa), por lo que no hay condena a prisión, y se les exige una cuota diaria de 6 euros durante tres meses en concepto de multa, comenta Valero. En total, 540 euros para cada conedenado. Se considera probado, por tanto, que no hicieron las pruebas neceasrias para localizar la pila alojada en la garganta.

«Destrozaron mi mundo»

Los tres médicos aceptaron de conformidad la condena, dictada el pasado jueves por el Juzgado de lo Penal número 1 de Huesca. «Los tres culpables siguen ejerciendo, en hospitales de Andorra (Teruel) uno de ellos, y los otros dos en hospitales de Zaragoza. No han sido inhabilitados y eso ha causado mucho revuelo e indignación en el pueblo», apunta la madre de Ares desde el hospital barcelonés, en una de sus reiteradas visitas con la niña. «Al menos, con la sentencia ya puedo decir, tras siete años y medio, que cometieron una negligencia. Durante todo este tipo ninguno de ellos me pidió perdón», reprocha. «Lo que peor me sentó de la condena es que sus acompañantes se alegraron al no meterlos en prisión y gritaban: “¡Lo hemos conseguido!”, mientras mi mundo, el de mi niña, el de mis padres y mi familia lo destrozaron para siempre».

Tanto el letrado como su representada continuarán con la vía civil para reclamar la indemnización que estiman ajustada a su caso: 1.035.000 euros. La madre de Ares alega que la pila perforó el esófago y la tráquea de su hija, que padece severos problemas respiratorios y gástricos, por lo que presentará una demanda de responsabilidad patrimonial contra el departamento de Salud del Gobierno de Aragón.

Fuente: https://www.abc.es/sociedad/abci-nina-operada-62-veces-tras-tragarse-pila-hija-perdio-capacidad-habla-y-sufre-depresion-201804061855_noticia.html

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  • Juan Peran
  • Sanidad
  • junio 3, 2017

La sanidad en España hoy

Las listas de espera para ser atendido sanitariamente en España están por encima de la media del resto de países de la UE. Además, su duración varía mucho entre Comunidades Autónomas. Los pacientes de las Canarias, Cataluña y Castilla-La Mancha esperan una media de más de 160 días para una intervención quirúrgica, en comparación con menos de 50 días en el País Vasco.

Los pacientes españoles tienen que pagar de su bolsillo el 24% del gasto sanitario total, siendo la media en Europa del 15%. Ese coste se explica por el aumento de los copagos en medicamentos instaurados en 2012 y porque la Sanidad no cubre óptica y odontología.

En España, sin embargo paradójicamente, el número de médicos por cada 1.000 habitantes es mayor que la media de la UE -3,8 frente a 3,6-. Y el número de enfermeros está muy por debajo -5,3 frente a 8,4-.

https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20171123/264224237_0.html

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